jueves, enero 19, 2006

Democracia "similar"







Hoy la noticia se confirmaba. El terrible golpe a la posibilidad de que un ciudadano cualquiera pudiera llegar a la Presidencia ha sido ejecutado. Jorge González Torres, el famosísimo “Dr. Simi” no será candidato a la presidencia de la república. Llanto incontrolable ante la enorme oportunidad perdida.
Él que es un ejemplo de que en este país sí se pueden hacer las cosas. De que puedes ser un empresario serio. De que puedes presionar al gobierno para que te otorgue concesiones para surtir, a través de tu laboratorio, a una buena parte de los hospitales pertenecientes al sector público y hacerte enormemente rico. Que puedes levantar la voz y la cartera para “convencer” a los diputados de emitir leyes en favor de explotar las patentes de medicamentos sin pagar los derechos correspondientes, ni los gastos de investigación, por supuesto. Que puedes convocar a mítines masivos en los que se junta una cantidad gigantesca de personas, no para ver o escuchar esa retórica inexistente y balbuceante de borracho a las tres de la mañana en “El gallo de oro”, sino para observar a las simichicas y a la Banda Limón, presentados por la, ahora, frustrada Secretaria de Educación Pública o de Salud, Luz Elena González. Que puedes arrebatarle el rating a los predicadores cristiano-brasileiros que invaden la televisión de señal abierta en horarios estelares de la madrugada. Que te puedan entrevistar los periodistas más connotados para al final no tener nada que decir. Que puede ser fácilmente confundido con Porfirio Muñoz Ledo en sus buenos tiempos de pedote. Que pudo demostrar que, a pesar de ser un discapacitado lingüístico funcional, puedes reponerte de tu retraso mental y convertirte en candidato presidencial· Él, que era la esparanza última de nuestra azotada nación.
El IFE le ha negado el registro en un acto de crueldad innecesaria. Su partido no lo ha querido reconocer quesque nomás porque ya hay otro candidato registrado que, entre otras cosas, es mujer (“y no está tan buena como mis Simichicas”, dicen que dijo el bonachón y calenturiento doctor). Lo desplazaron en favor de una candidata que no tiene la más mínima oportunidad de ganar la presidencia de la república, que no garantiza la permanencia del registro del partido y que se irá, como ya lo ha hecho en oportunidades anteriores, con las manos vacías. Día de luto nacional. Bandera a media asta. El Dr. Simi, esa simpática botarga que anima el paisaje urbano con sus ofertas de simivitaminas y simicondones, no podrá sentarse en la silla. Yo que ya estaba preparado para ponerme mi disfraz del Dr. Simi y salir a correr por la Alameda y el Zócalo festejando la posibilidad del triunfo. Yo que me he prometido no seguir enriqueciendo a los grandes laboratorios y consorcios para comprar todas mis aspirinas y desenfriolitos en las Farmacias de Similares (resulta más fácil no enfermarse). Yo que ya compré mis calendarios de Luz Elena y Susana González para pegarlos en la pared de mi cuarto, en lugar del póster de Pulp Fiction. Yo que ya estaba listo para apoyar la campaña sin exigir un solo centavo. Yo, que ya no entiendo qué pasa en este país. Me siento hoy apesadumbrado y desilusionado. Nos han arrebatado la posibilidad de llegar al Primer Mundo [Similar] antes de tiempo. Me siento como una papa sin catsup, como dijera la ex-presa política Gloria Treviño de la Garza. Como una estación del metro sin puesto de discos piratas. Como un café de la Condesa sin snob con libro diferente (y sin leer) cada uno de los nuevos días. Como un Mausán sin extraterrestres. Como Carlos Trejo sin pendejos a quien embaucar. Como Carlos Fuentes con una buena novela [sorprendido de sus propias posibilidades]. Como Fox, sin presidente latinoamericano recién electo a quién ofender. Como pedófilo sin periodista a quien denunciar. Como locutor de radio sin mi payola semanal. Como López Obrador sin conferencia matutina. Como Elba Esther Gordillo sin estuche de maquillaje a la mano. Como chico Rebelde sin pista para playback. Como impotente al que ni la Viagra le funciona. Como enfermo de gripe con estornudos continuos y sin Kleenex a la vista [ni papel sanitario, ni servilleta deshechable, ni pañuelo en el bolsillo]. Como periodista sin mi chayotito. En fin, que me siento mal. ¿A dónde iremos a llegar?

1 comentario:

Ana Lucía dijo...

Je, je. Igual puede apoyarlo poniendo su nombre en la boleta.
Me reí mucho con su texto, pero eso sí, no tanto como con los anuncios del doctor Simi. Su ego sí que es auténtico, nada de similar...
PD
Lo de la boleta fue broma.