miércoles, marzo 29, 2006

Privatizaciones y apropiaciones

Cosas para pensarse. Cuando todos creíamos que el gobierno de Vicente Fox se iba a ir limpio (es un decir), en tanto no se privatizó nada durante su gobierno (a pesar de los esfuerzos constantes por privatizar la producción y distribución de la energía eléctrica), se nos hizo equivocarnos. Es cierto que el gobierno de Fox no vendió nada durante su sexenio, nomás lo regaló.

La total irresponsabilidad de los senadores de nuestro congresito de caricatura ayer pasaron sin revisión la minuta que salió de los no menos irresponsables diputados (en donde nadie se salva, ni los hipócritas perredistas que un día votan a lo pendejo o con alevosía, y al otro día se desgarran las vestiduras) en la que el espacio radioeléctrico pasa a ser propiedad, y eso incluye el uso discrecional de las señales, de los poquísimos concesionarios de radio y televisión de este país. En charola de plata les entregaron las frecuencias que hoy manejan y que, según se supone por el avance arrollador de las telecomunicaciones podrán ser usadas no solamente para transmitir programas “educativos” y “edificantes” como las mamadas de RBD y las bufonadas tercermundistas de “Otro rollo”, o peor aún, las producciones carentes de imaginación y presupuesto de los incultísimos tvaztecos.

La digitalización permitirá a estos consorcios ofrecer servicios de doble vía y no solamente transmisiones de televisión (servicios de internet, de radiolocalización, etc.) sin pagar por ello al Estado ni un solo quinto. Analistas internacionales aseguran que el regalito que los patriotas legisladores mexicanos le hicieron a los concesionarios fue de la friolera de diez mil millones de dólares. NO habría ligas lo suficientemente grandes, ni maletines en los cuáles pudiésemos visualizar tal cantidad de varo.

Es indignante ver los debates de nuestros comprometidísimos senadores en el Canal del Congreso, que debido a las nuevas reformas, seguramente desaparecerá también. Perdidos en los laberintos de las formas administrativas y negándose a una realidad que ni siquiera es cuestionable: se está beneficiando a los que más tienen. Nada de esperanza para nuevas frecuencias televisivas o radiofónicas de perfil cultural (“con fines no comerciales”, sería la definición correcta), ya que todas las condiciones de estas características queda a discreción del ejecutivos ser autorizadas. Adiós a la posibilidad de una competencia sana que pudiese otorgar una diversificación de ofertas en cuanto a los contenidos ofrecidos por estos medios.

Había señales de que esto iba a ocurrir, baste ver la premura con la que fue lanzada la señal digital de TVUNAM, o los conflictos que rodean al hoy extinto canal 40.

En fin, que el hecho ha sido consumado y el nuevo gobierno (en la peregrina idea de que algo así le interesara) tendrá las manos atadas para intentar algún cambio a este respecto. Los sobornos que seguramente recibieron algunos de los legisladores ¿podrán compararse con el despojo de los bienes nacionales que acaban de hacer?


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Ahora resulta que las nuevas reacciones en el Congreso norteamericano (arena de casi el mismo costal) en cuanto al papel que tienen los inmigrantes “latinos” (marca racista a más no poder) dentro del gigante del norte fueron “por los bueno oficios” de nuestros gobernantes. Parece una falta de respeto (de sentido común y de confianza en la estupidez de los ciudadanos) siquiera insinuar que los cambios de actitud y el planteamiento de nuevas alternativas para la cuestión de la inmigración tenga que ver con los ineptos operadores internacionalistas de este inculto gobierno. ¿Qué sería preferible: la organización (vista con orgullo desde estas tierras mexicas) de un gran número (aprox. “un chingo”) de compatriotas en el exilio o que no se tuviera que pedir prebendas a un país con el que no se comparte identidad porque las acciones de gobierno te brinda todas las oportunidades de crecer sin salir de tu país? En fin.

1 comentario:

Ruy Feben dijo...

No tengo mucho más qué decir al respecto; sólo que si de por sí las diferencias en infraestructura de medios entre las clases en este país son abismales, si de por sí las barreras de traducción son infranqueables, y si de por sí la disposición de los inteligentísimos productores de medios es más bien guanga, con esta ley lo único que se está haciendo es rayar en el cinismo. Se legalizó la desigualdad; pero los cambios ya habían sido ejecutados hace mucho.

Aprovecho para dejarte acá el link a un post que subí hace poco, llamado "los diez latinoamericanos más chidos". Échale un ojo; creo que sería interesante ver tu opinión al respecto (dado que la mitad de los personajes salieron de alguna de las clases de Historia de AL):

http://claxon.blogspot.com/2006/03/los-diez-latinoamericanos-ms-chidos.html

Saludos.