miércoles, abril 05, 2006

Latinoamericanos chidos

Latinoamericanos cool

Rodrigo García, un blogger incurable y estudiante de mi curso de Historia de América Latina en la Ibero, lanzó en días pasados en su blog, un torito para aquellos que quisieran entrarle: encontrar a los diez personajes más cool (chidos, y una serie de adjetivos/sinónimos de los cuales no me acuerdo) de la historia latinoamericana. Actividad a la que me uno de manera entusiasta sin cumplir con todos los requerimientos del post en cuestión (las cadenas siempre me han dado como que una hueva lindante con la obligación).

Fuera de mi lista quedaron nombres como el del genial Joaquín Lavado (Quino), Roberto Fontanarrosa (historietista), Emiliano Zapata, el negro Miguel del río San Pedro (primer rebelde negro de AL [1550]), Lope de Aguirre (retratado por Werner Herzog en su obra Aguirre, la ira de Dios; uno de los hijos de puta más grandes que han pisado este continente), Octavio Paz (como poeta tiene un lugar más que ganado en este planeta), Jorge Luis Borges (bibliotecario más que culto), Julio Cortázar (clochard latinoamericano que se retrató mucho en París), los hermanos Flores Magón (punks a más no poder), Polo Polo (el mal gusto llevado hasta sus más extremas consecuencias), Simón Bolívar (se le quita un poquito lo cool si pensamos que se murió en su cama y quejándose), Javier Bardem (actor español que ha encarnado a un sinfín de personajes latinoamericanos con éxito), Guillermo del Toro (gordo amante de la cultura popular y el terror que no anda queriendo “descubrir el nuevo lenguaje cinematográfico”, sino solamente hacer cine para entretenerse), Tin Tán (¿deveras tengo que explicar quién es?), Rufino Tamayo (pintorzotototote), Juan Rulfo (fregón que con dos libros aseguró lugar en el santoral de la institución literaria, buen bebedor de tequila), José Alfredo Jiménez (compositor mexicano que hace psicoanálisis de la situación de orfandad del mismo), Juan Gabriel (el José Alfredo del mundo bizarro), Fito Páez (el mejor letrista del continente, el primero que está de acuerdo es él mismo), Charly García (el primer y último rocanrolero auténtico de Latinoamérica), Miguel Abuelo (máximo jerarca de eso que llaman “el rock argentino”, fundador y mandamás de Los Abuelos de la Nada), y muchísimos más.
Pero en fin, que sin más preámbulos, les presento aquí a los diez latinoamericanos más chidos. Se aceptan reclamaciones.

1.Jorge Ibargüengoitia
Lejos de plantearlo como una especie de chauvinismo, creo que este es un escritor al que la muerte le truncó el destino de figura literaria y periodística de referencia dentro del horizonte latinoamericano. Crítico a más no poder, Ibargüengoitia supo poner en entredicho la sacralidad de la historia oficial no sólo de México, sino de Latinoamérica toda, en cada una de sus novelas. Asimismo, la descripción de los tipos y estereotipos latinoamericanos en sus ensayos, artículos periodísticos y obras de teatro son de una capacidad de observación, postura autocrítica y condición tan políticamente incorrecta que es imposible pasar por alto. Todos pasaron por sus armas, desde figuras políticas hasta figuras “ejemplares” de los santorales patrios, pasando por el mundo del espectáculo, los espías norteamericanos, los nacos gringos (retratados maravillosamente en la serie de artículos Viajes por la América ignota), los revolucionarios socialistas cubanos, los dictadores bananeros, los encargados de la cultura institucional, los escritores “consagrados” (sólo él podría llamar a Jaime Sabines “el cara de Cristo crucificado”), los revolucionarios (mexicanos y guerrilleros caribeños sin hacer distinción). Y todo lo anterior con un sentido del humor que no ha sido posible de igualar. El que está más cercano de esto es Roberto Fontanarrosa, caricaturista argentino, padre de dos obras de arte del mundo de la historieta: Boogie, el aceitoso e Inodoro Pereira. Además, es el único escritor que se quita de encima la losa del “escritor/intelectual latinoamericano taciturno y con cara de coitos interruptus porque las crisis de nuestra región y nuestra historia tan trístisima nos impone ser “misteriosos e impenetrables””. Se arranca la casi obligatoriedad de ser trágico y pugna, mejor, por el humor y la sana sátira. Master de masters.

2.Les Luthiers
Troupeé de argentinos irreverentes y excelentes músicos que han sabido hacer la parodia de todas las formas musicales existentes y por existir. Creativos que juegan con el lenguaje en cada una de sus obras y que no pierden tiempo para criticar a los personajes cotidianos de la realidad latinoamericana. Músicos exclesos no se conforman con los instrumentos que ya existen, sino que inventan, a partir de objetos tan disímiles como tubos de ensayo, latas de conserva, retretes o cocos, instrumentos que alimentan su capacidad casi infinita de hacer reir al respetable. Inventores de géneros músicales, han logrado acercar la llamada “música culta” a una masa de irredentos admiradores. Geniales.

3.Pablo de Santis
Otro argentino. Re-joven y re-talentoso. De Santis es un tipo que logra crear obras literarias que no necesitan mayor pretexto para ser contadas que el hecho de tener quién las cuente. Heredero de las tradiciones literarias que parten de los cómics, el cine negrísimo, la ciencia ficción de serie B, la contracultura, la publicidad, la lingüística, la semiótica y más campos, logra transformar y representar estas expresiones en sus obras. Dentro de la literatura latinoamericana es alguien que no anda buscando el reconocimiento de las editoriales españolas sino que se dedica, simple y sencillamente, a contar historias.

4.Augusto César Sandino
Este debería ser el protagonista de los estampados en las playeras, calzones, gorras y demás parafernalia que rodea a la mítica figura del Ché. Sandino se convierte en el primer guerrillero de la era moderna y en el primer elemento de la resistencia latinoamericana armada en contra de la injerencia norteamericana en nuestra región. Con sus propias armas y métodos de lucha que seguirán desarrollándose con las guerrillas posteriores que surgen en su natal Nicaragua, Sandino logra la victoria total de su lucha en dos frentes históricos, la primera en los tempranos veintes al lograr la expulsión de los marines del Golfo de Fonseca y la segunda en los años ochenta cuando el Frente Sandinista de Liberación Nacional se hace del poder, aún en contra y a despecho de las fuerzas de los “contras” dirigidos y entrenados por agentes de la CIA. El auténtico guerrillero latinoamericano.

5.Fabulosos Cadillacs
Los noventa serán para Latinoamérica la época de oro del rock en español. Más allá de las malas imitaciones de los fresas ibéricos de la década de los ochenta y de las baladas cursis de los solistas nacionales de cada país; en los noventa comenzó a surgir en Latinoamérica una serie de agrupaciones que tomaban como referente de las letras, ritmos y fiestas de sus melodías las situaciones por las que pasaban sus respectivos países. Los Fabulosos fueron los únicos que atendieron tal cuestión pensando en términos latinoamericanos y no tanto argentinos. Canciones como “Matador”, su cover a “Desapariciones”, “Las venas abiertas de América Latina”, “Rey azúcar”, “El león”, hacían referencia a eventos históricos de memoria recientísima que ningún grupo se había atrevido a poner en los labios de nadie. Aparte tenían un ritmazo.

6.El Santo
Nada podía detener a este, el único y auténtico súperhéroe latinoamericano. No existe registro alguno de ningún personaje que haya podido echarse un entre contra toda clase de malosos y salir victorioso: mujeres chichonamente vampíricas, momias, todos los monstruos de la Universal (hombres lobos, Drácula, Frankenstein), extraterrestres, monopolistas de medios de comunicación, zombies, guaruras y luchadores rudísimos. Tal vez el referente más cercano a El Santo sea Batman, en tanto no tiene superpoderes y tomando en cuenta que América Latina es la real y verdadera Ciudad Gótica. Lástima que la reciente ola de atentados condesos y coyoacanenses en contra de su memoria (cuando algo se pone “de moda” en estos ambientes está irremediablemente condenada al desprestigio de los reales admiradores), le vayan a poner punto final al mito. Aunque quién sabe, igual y la versión en 5.1 canales de Santo contra los snobs-que-quieren-parecer-banda, resulte en una nueva victoria para nuestro encapuchado argento.

7.El Chavo del ocho
Quiten esa cara de intelectuales mamones al grito de “y esa bazofia televisiva qué hace aquí en vez de San Borges o Cortázar Mártir”. El que escribe cree sinceramente que ningún programa de televisión latinoamericano ha logrado reflejar de manera más fuerte la realidad de las sociedades latinoamericanas en el estrato social del “pelado”, “jodido” o, en terminos neoliberales “personas por debajo del nivel de pobreza permitido”. El Chavo es un personaje que habita en la Vecindad Latinoamérica y que, como tal, comparte todas las características y vicios con sus congéneres entre los que no faltan los corruptazos (Don Ramón), los ricos que pagan renta y viven en la eterna simulación del wanabe (Doña Florinda), la vivilla de buen corazón (La Chilindrina), el capitalista fúrico y obeso (Sr. Barriga), el intelectual que no se cansa de repetir que es imposible educar a una raza tan negada (Prof. Jirafales), entre demás fauna. El Chavo es la encarnación del huérfano, marginado, pobre y del cual todos quieren aprovecharse. Reflejo incómodo, a veces por los clichés y otras por la pobreza argumental, de una Latinoamérica que lo convirtió en éxito porque se vio reflejado en los tipos que mostraba en pantalla. Tal vez no sea tan cool, pero de que es sintomático, es sintomático.

8.Francisco Villa
Quién es el único latinoamericano que ha dirigido una invasión al vecino país del norte y ha regresado victorioso? Pus Pancho Villa. Este rebelde del norte de México se distinguió como uno de los auténticos caudillos que dirigieron la insurrección del “pueblo” organizado en ese ente complejo al que se le conoció como “la bola”. Despreocupado, al mismo tiempo que inclemente, se distinguió por su genio militar, por la seguridad que tenía de que los avances tecnológicos (la ametralladora) decidiría en muchos casos el destino de las guerras, un tipo que no tuvo ningún empacho en sentarse en la silla presidencial (dicen algunos el único momento de la historia mexicana en la que el pueblo estuvo realmente sentado en el poder) cuando expulsó a Victoriano Huerta del poder, ante la mirada indescifrable de Zapata.

9.Eduardo Galeano
Pocos escritores han logrado que su obra (extensa obra) tenga por total tema de exploración, reflexión y reivindicación a Latinoamérica. Este uruguayo universal lo ha conseguido mientras se desprende de la visión de que la literatura tiene que ver hacia los temas universales, cuando lo más universal es reconocer y reconocerte en lo que pasa en tu ambiente más próximo. Las obras de Galeano secretan Latinoamérica por cada una de sus páginas, se da a la tarea de mostrar tanto las partes gozosas como las partes incómodas. Sus libros Las venas abiertas de América Latina, Días y noches de amor y de guerra y, sobre todo, Memoria del fuego, deberían de ser de uso obligatorio en los cursos escolares. La calidad literaria es indiscutible, además de la capacidad que tiene para trasladar los ecos orales de los que se asume como fiel depositario desde que decidió escribir sobre lo que escribe.

10. Diego Armando Maradona
En pleno año mundialero no podemos pasar por alto la figura controversial (y por eso cool) del mejor futbolista que ha pisado el césped donde la vida baila un tango con las posibilidades del grito, el júbilo y el llanto. Maradona es un tipo completamente convencido, polifacético, vale madres. Un genio con el balón en los pies que se puede dar el gusto de estar obeso, ser un cocainómano incurable, cenar un día con Fidel Castro y al otro día tener un almuerzo con beso incluido con Carlos Saúl Menem. Que da una entrevista en la que no se cansa de lanzar “hijos de puta” y “a tomar por culo” y que después tiene el show de televisión más exitoso en varios países de América Latina. Alguien que pasará a la historia como uno de los personajes que ayudaron a dibujar el siglo XX y hacerlo más llevadero.

En fin.

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