jueves, junio 08, 2006

El día de las bestias (y una bella imposible)

Y entonces Dios dijo, en aquellos días se levantarán hombre contra hombre y mujer contra mujer (como en la canción de Mecano), y aparecerán imágenes horribles en el televisor. Y ésas serán las bestias. Y las bestias lanzarán fuego por sus pupilas y excremento por sus fauces. Y se morderán entre ellos y el que triunfe devorará lo que quede del país en donde amanezcan. Y esto tendrá un día especial y un día único y un día nefasto. Y el día será el 6/6/6 y se transmitirá en cadena nacional. Y entonces se verán sus horribles rostros como de cien torturados, y se escucharán sus malditas voces como de martillos golpeando sobre martillos. Y se olvidarán los placeres y todo será oir a las esfinges salidas del maldito infierno. Y la hora será las ocho treinta y el canal el número cinco, porque el número cinco será el canal y las ocho treinta la hora. Ni las nueve, ni el canal 13. La hora será a las ocho treinta y el canal el número cinco. Y las bestias también serán cinco y entre ellas se llaman así.


La bestia proyectista. “Tengo más de mil quinientos proyectos elaborados por especialistas y que serán llevados a cabo cuando llegue a la silla presidencial”, dirá la primera bestia y enseguida dirá que el mundo está al borde del colapso. Que él es el indicado. Si sobrevivió a la destrucción de un partido político que detentó el poder durante casi un siglo no podemos poner en duda su capacidad de sobrevivencia. Entonces la bestia verá el resultado de las encuestas y, sin más, se orinará en los pantalones. Su voz desaparecerá del espectro electromágnetico con un lastimero grito que se oirá en las cinco sedes nacionales de los partidos: “¡¡¡síganse riendo!!!, ¡¡¡síganse riendo!!!”.


La bestia pedagógica: Y entonces vendrá la segunda bestia y ella dirá que primero hay que saber de qué se habla. Y dirá “Gobernabilidad es la capacidad de que el gobierno gobierne”; y también dirá “política es esto” y “migración es aquéllo”. Su cara se llenará de definiciones y de significados. Pero como es una bestia menor (en tamaño, al menos) será lanzado al más profundo de los infiernos. La bestia comenzará a gritar todos las entradas y todas las definiciones de la Enciclopedia Británica y los demás lo tendremos que oir por los siglos de los siglos. Esta bestia se despedazará finalmente en millones de fotografías de Elba Esther Gordillo que caerán sobre nuestra casa, así como en formatos por quintuplicado de la Secretaría de Hacienda.


La bestia sonriente. Y aparecerá la bestia que sonríe todo el tiempo. Y sonreirá y sonreirá todo el tiempo. Y dirá que el país se va a la mierda, pero sonreirá. Y entonces dirá “Las mentiras sólo las dicen los mentirosos”, y el auditorio dirá “¿¡no mames!?”. Pero la bestia seguirá sonriendo. Y atacará de manera artera y de manera decidida y de manera faulera. Y seguirá sonriendo. Y asegurará que el no firmó el Fobaproa, necios ignorantes, sino que aprobó el IPAB. Y seguirá sonriendo. Y sacará fotografías del Pingüino acusándolo de perjuro. Y seguirá sonriendo. Y dirá que el infierno de la bestia feliz está completamente endeudada. Y seguirá sonriendo. Y anunciará su triunfo contundente en todas las encuestas. Y seguirá sonriendo. Y entonces se verá las manos limpias que todos sus compañeros de partido le estrechan. Y seguirá sonriendo. Y cuando vea cómo le dejaron las manos los Fox, los Sahagún, los Fernández, los Espino, los Abascal, los Serrano Limón... Seguirá sonriendo...


La bestia feliz. Y aparecerá la bestia feliz y la bestia zen y la bestia amigable. Y dirá “No me gustan las venganzas, yo soy una bestia feliz”. Y se lanzará en contra de la bestia sonriente y atacará a sus cuñados y dirá que su proyecto es alternativo. Y no medirá su tiempo. Y lo callarán. Y se pondrá triste. Y la bestia feliz anunciará el nuevo reino en donde todos serán felices: los adultos mayores (o sea los rrrruuuuucooos), los jóvenes, los migrantes, las mujeres, los campesinos. Y la felicidad desbordará a la bestia. Pero la bestia sonriente le recordará a su chofer y la bestia feliz ya no será tan feliz. Y sin embargo dirá “Alégrense”.


La bestia despreciada. Y aparecerá otra bestia que reclamará su lugar en el Apocalipsis. Y dirá a los reporteros afuera del World Trade Center: “bnreoi bhusadh buqwdh hjhvoa kkjdsoo brummsggsya”, que en castellano quiere decir: “déjenme preguntarle a alguna autoridad si puede recibirme, si me van a dejar entrar al debate”. Y la bestia será despreciada y se irá a un infierno similar y desde ahí maldecirá mil veces al sistema político. Y dirá que el sirve solamente a Dios (de los infiernos) y al pueblo (que trabaja en las Farmacias de Similares). Y la bestia se irá refunfuñando y diciendo: “szxbpifwfnwpig8hgqnbkjhgbjjkjbnjkujkhgi78sh”, que quiere decir: “Volveré con mis simivitaminas”.


La bella imposible: Y la única coherente de todas será mujer. Mujer será y será mujer la única que lleve las verdaderas propuestas y las verdaderas verdades. Y hablará de gente común y corriente y nadie la oirá. Y sabrá que no puede ganar (¡qué lastima!), y que seguramente no podrá gobernar, pero pedirá los votos para conservar el registro. Y hablará de minorías y de violencia intrafamiliar y de revocación de mandato y de pluralidad de voces. Y nadie la oirá. Y sería la presidenta perfecta, si la inercia no fuera tan irrenunciable. Y algunos, tal vez, la oiremos.


(Esto es una versión libre de lo que yo creo que pasó en el debate (que ni fue debate), de las propuestas presentadas (que nadie sustentó en los cómos), de los agravios recibidos y de las acusaciones mutuas. Creo que la única decente del grupo fue la candidata de Alternativa, pero en fin, parece que eso ya no importa).


Pd. ¡Ah!, por cierto, el mundo no se acabó ayer. ¡Con lo que yo esperaba no tener que ir a trabajar hoy!

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