viernes, noviembre 03, 2006

I love rock & roll


Me gusta estar al lado del camino, decir me siento bien y tener un sueño estéreo. Pensar que contra las botas negras todo lo que necesitas es amor. Cuando uno es un pata de perro puede llegar a tener una mala vida, pero si comprendes que sólo eres un pasajero verás el cielo azul casi morado. Cuando el señor de los sueños entra no queda más que una rapsodia bohemia. Bienvenido a la selva dijo un hombre alguna vez; alguien le contestó bienvenido a la casa jaguar. Es un reptil que nos hipnotiza; la vida, la vida, en tratar de entenderla se nos va la propia vida. Sólo soy el hombre del traje gris que un día tomó por el Río Manzanares y se quedó observando la vieja ciudad de hierro, la ciudad de la furia. Gracias por venir, le dijo el mismo que días atrás había bebido entre caníbales un té para tres, el lamento boliviano resonaba a lo largo de la muralla verde. Tocando a las puertas del cielo, no voy en tren ni voy en avión, sentado en un submarino amarillo descubro que todo está bien. Y me consumí fumando la venenosa, con una pequeña ayuda de mis amigos, sólo me repito “tú estás loco”. Algo sopla en el viento, vientos de libertad, pero el soldado de Buffalo, no tiene más que decir que “Guerra”. No necesitamos tu educación, quisiera ser una estrella de rock, pedir más cigarros y alcohol, champaña Supernova; pero me descubro casado con hijos. Más de una florecita rockera me ha dicho “me has atrapado”, pero al llegar la noche se van por el boulevard de los sueños rotos. Cuando ellos nos golpeaban recordaba que los chicos no lloran, pero sólo quedó en la memoria pedazos de cristal sobre el suelo. Aquí no podemos hacerlo, gritar ¡sólo somos rocanroleros sudamericanos! Dios salve a la reina, aunque esté matando a un árabe. Mujeres: la negra Flor, Cecilia, Rarotonga, la negrita, Layla, Lucy, Marta, Soledad, Angie y esa mujer de Los Ángeles... Pierde por ti mismo, aprende a perder. Ella se fue en un Cadillac verde olivo. A un lado Bethoveen, este el rock del perro negro, como la negra noche. Soy el substituto de otro chico, parezco demasiado joven pero no lo soy tanto, ojalá me muera antes de llegar a viejo, como mi generación. Hay lágrimas en el cielo, se pueden ver si andas un poco en esa escalera. Andemos con los coprófagos repitiendo “La culpa de todo, la tiene Yoko Ono”. Cien gaviotas no me alcanzan, sólo quiero pasármela bien. Todo ha sido consejos: Johnny pórtate bien, ten cuidado con la nicotina, no cruces la línea. Viento. Estoy perdiendo mi religión; casi, casi un Anticristo Superestrella. Awopbopaloobop alopbambooom. Este es el fin. Es sólo rocanrol, pero me gusta.

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