lunes, marzo 26, 2007

In memoriam

"El campo del intelectual es por definición la conciencia. Un intelectual que no comprende lo que pasa en su tiempo y en su país es una contradicción andante. Y el que comprendiendo no actúa, tendrá un lugar en la antología del llanto, no en la historia viva de su tierra"



El 25 de marzo de 1977, Rodolfo Walsh se propueso distribuir por los buzones de Buenos Aires la "Carta abierta de un escritor a la Junta Militar", un documento político implacable que denunciaba el plan que los sectores dominantes habían puesto en marcha en la Argentina a partir del golpe de estado del 24 de marzo de 1976.
          En la "Carta...", Walsh enumera los crímenes, los secuestros, las torturas y las desapariciones perpetradas por la Junta Militar. Y también desentraña el fin último del llamado "Proceso de Reorganización Nacional": implantar un modelo económico que condena a la miseria al pueblo argentino. La "Carta..." desenmascara a los militares y a los "otros" responsables: los grupos económicos locales, las empresas trasnacionales, el Fondo Monetario Internacional.
          El mismo día que envío la "Carta...", Walsh fue interceptado por un grupo de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). Las fuerzas de seguridad desconocían la existencia del texto, pero conocían con certeza la "peligrosidad" de Walsh para el proyecto represivo que encarnaban. El escritor se resistió al secuestro y hasta logró herir a uno de sus captores. Pero el enfrentamiento fue obscenamente desigual: Walsh y su revólver calibre 22 contra un grupo de militares armados hasta los dientes. Lo asesinaron en plena calle. Tenía cincuenta años.
          Martín Grass, detenido en el campo de concentración de la ESMA, dijo haber visto el cuerpo de Walsh tirado en un pasillo de ese centro ilegal de detención. Estaba partido por una ráfaga de ametralladora. Los militares lo exhibieron como un "trofeo de guerra". El cuerpo nunca fue entregado a sus familiares. Desde aquel 25 de marzo integra la lista de los treinta mil desaparecidos argentinos.
          Así terminó el considerado, por gente como David Viñas y Ricardo Piglia, el mejor escritor argentino de todos los tiempos. Podríamos recordarlo como lo hace el poeta Juan Gelman:

Me pregunto qué sería
de la belleza de Rodolfo ahora/
es belleza en vuelo lento
que le iba encendiendo ojos/

si volaría o no volaría
esta vez que nos derrotaron
por soberbios y no arrepentidos/
pero tal vez sí volaría/


o volaría triste triste
corriendo el mundo con la mano
para mostrar los compañeros
que cayeron por la belleza.


("Nota VI", Si dulcemente, Lumen, Barcelona, 1980)

Más información y textos acá.

2 comentarios:

Neónidas: dijo...

compañero le dejamos un articulillo de bukowski, se lo dedicamos, ya que sabemos su afición por el viejo indecente.. Saludos y pronto le dejaremos comentarios sobre sus escritos..

joel.flores1984@gmail.com dijo...

Ahhh! pues claro, cómo no recordar a Rodolfo Walsh que, al contrario de Borges fue uno de los intelectuales argentinos que más pedradas le aventó al sistema, a la represión. Borges, quizá la parte derecha del binomio, era el apolítico, un desinteresado por estos problemas y atrocidades humanas; su silencio, me gustaría recordar, fue tan criticado. Y muchos se preguntaban con palabras como: "¿por qué el silencio impecable de Borges ante los militares?..."

Cuando nos conocimos en San Luís, carnalito, el que mencionaras a Walsh en uno de tus textos fue clave para que nuestra amistad germinara.

Un abrazo.