lunes, octubre 08, 2007

Adentro del paréntesis


¿Por qué la amargura puede ser una cosa tan poderosa y que llama la atención lo suficiente como para desternillarse de la risa? ¿Por qué le puede doler a uno el costado cuando te enteras que una persona con la que te identificas repentina y apasionadamente necesitaba un transplante de hígado? ¿Por qué las personas se mueren? ¿Por qué algunas personas buenas se mueren?
          Terminé de leer Entre paréntesis, un libro de ensayos, crónicas, reseñas y, en general, un plan de lectura que se antoja seguir de manera puntual. Lo escribe Roberto Bolaño, pero eso ya se sabe. En esas páginas, Bolaño se permite ser aleccionador, crítico, cínico, brillante, pendenciero, sincero, en suma, se permite ser humano. Esa adicción por las opiniones de los demás no me había nacido de manera tan auténtica después de haber leído las recopilaciones periodísticas de Jorge Ibargüengoitia, y sin embargo, la voz de Bolaño surge más poderosa, más contemporánea, más auténticamente amarga.
          Pero se adivina feliz. Entre las líneas de los paréntesis se puede avistar una felicidad que no muchos escritores pueden presumir. Una rfelicidad que viene (vino) de sus hijos, de su esposa, de sus lectores, pero sobre todo de sus amigos. Los amigos de la vida, los amigos de la literatura y los amigos dentro de los libros.
          Leer Entre paréntesis nos empuja a un abismo que Bolaño siempre reclamó de los que se dedicaban de una u otra manera a la literatura. Él es el ejemplo más diáfano de lo que quiere decir cuando dice "abismo"; él que lo vivió, que lo hizo crónica, que lo convirtió en un motivo más para burlarse de los que no podían entender, de los que no querían entender. Por ahí andan también las pláticas, peleas e intercambios con gente a la que quería mucho como Rodrigo Fresán, Carmen Boullosa, el editor Herralde, Javier Cercas, A. G. Porta o Juan Villoro. Sin ser un libro de memorias, deja la sensación de que al terminar de leerlo uno se encuentra más cerca de lo que Bolaño quería decir, o ser, o no decir, o no ser. Uno se siente adentro del paréntesis.

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