lunes, febrero 11, 2008

El ronroneo de las nuevas voces



Editorial Joaquín Mortiz, en una de las tareas que había tenido durante mucho tiempo y que parece haber retomado para bien, publicó en 2003 una antología denominada Nuevas voces de la narrativa mexicana, en la que se deja mostrar la variedad, pero tambien la desigualdad en términos de propuestas y de calidad literaria de sus integrantes.
          El texto abre con el que a mi me parece el trabajo más rescatable de toda la antología, "Tarcisio Cantón" de Tatiana Buch. Una historia que explora los recovecos de la migración china a la península de Yucatán en los primeros años del siglo XX, es un trabajo redondo, en términos de historia y de narrativa. Uno de los mejores cuentos que he leído en los últimos años y que me dejó un muy agradable sabor de boca. Se nota la investigación previa que hay para llenar de insinuaciones al texto, que por el hecho de no ser apuntes literales, le otorgan un contexto totalmente verosímil y agradable. Excelente.
          Después "El cubo" de Nicolás Cabral es un ejercicio interesante que trabaja con la cuestión del espacio "real" y la construcción imaginaria de su narrador. Es un cuento que promete, pero que cumple sólo a medias esas promesas. Algo similar ocurre con "4 x 4" de Alberto Cascante, una anécdota de dos cuartillas en los que la sorpresa no lo es tanto; llama la intención, no obstante, las motivaciones que mueven a los personajes, mismas que hacen inquietante la totalidad del relato.
          Alberto Chimal presenta "Mogo", un trabajo que podría inscribirse dentro de lo fantástico y cuya fuerza proviene de eso que se denomina lo expresamente callado. El nivel del lenguaje en el que el lector alude a su imaginación para completar la secuencia de los hechos narrados. Un buen texto que explora sobre la cuestión de la infancia y los amigos imaginarios, pero de una forma que se inscribiría, incluso, dentro de lo terrorífico. Bernardo Fernández aparece en esta antología con "Leones" uno de sus cuentos más socorridos (aparece en varios sitios de internet, además de la antología Letras en rebeldía, editado por la Secretaría de Cultura del DF). Es un cuento muy en la línea de "Un sueño de un millar de gatos" de Neil Gaiman, pero cuya repetida lectura tiende a hacerlo tedioso. "Ojos de lagarto" del mismo autor, me parece un cuento superior a éste y con intenciones mucho más fuertes.
          "Recuerdo de Manuel" de Julieta García González es un texto un tanto confuso que no tiene elementos memorables o de resaltar. Lo mismo ocurre con "El segundo exilio" de Vanessa Garnica, en donde se alude un sentimentalismo de la llamada literatura intimista, en donde la psicología de los personajes dan de vueltas alrededor de sí mismos, como el gato de Goethe y cuando llegan a atraparse la cola, al lector ha dejado de importarle.
          En el otro extremo está "Weena en el incendio" de José María Gómez, historia en la que se hace presente el "síndrome González Iñárritu", es decir, tratar de retratar la vida de los barrios marginales urbanos de la Ciudad de México sin conocerlos (el problema radica ahí, en la pretensión de retrato; si fuera un ejercicio de imaginación, no sería tan maniqueo). En fin: una niña bien que llega a vivir a un "mal barrio" lleno de chavos banda pedotes pero buena onda que, sin embargo, se enfrentan a otros muy, pero muuuuyyy malos. La chava no termina bien. El tremendismo teratológico del peor cine de Valentín Trujillo llevado al extremo.
          En ese registro está también "B. H. M." de Juan José Gutiérrez P. La entrevista a un rockero urbano y medio satánico que tiene más memorias que triunfos y en los que la víctima segura y próxima será el propio narrador. Un reflejo de esos "otros" que nos aterran por desconocimiento. El barrio es malo, carnal, muy malo.
          Jorge Harmonio Juárez presenta en "Noche Amaranta", un reflejo caleidoscópico de la cotidianeidad violenta de la ciudad. Con un barroquismo que anima el ritmo trepidante del relato, el autor consigue interesar tanto por la historia como por el uso del lenguaje. Julian Herbert en "Soñar el sol" es una historia de vampiros drogadictos que, como buen cuento de vampiros, parecen al principio más víctimas que victimarios. Vampiros reventados en un Monterrey en el que no puede adivinarse más que el sol. Buen texto.
          Fernando de León en "Vesalio en Zante" trata de manera escabrosa los pasatiempos de unos náufragos en una isla desierta, con un final sorpresivo. "Maruca" de Óscar Alejandro Luviano es una muy agradable sorpresa dentro del volumen. A pesar de ser "rigurosamente inédito" hay mucho que explorar en la prosa de Luviano. Ambientes inquietantes, un manejo del registro infantil más que interesante y una historia entrañable. De lo más rescatable del volumen.
          "Variación sobre temas de Murakami y Tsao Hsue-Kin" de Tryno Maldonado tiene tantos ecos que uno termina por quedarse sordo, aturdido e indiferente. Se nota un tufo de pretensión que no abandona las líneas prácticamente en ningún momento, el exceso de adjetivos, de cursivas e hiperbaton se vuelven, a medida que avanza el texto, insoportables. Hay guiños a la Borges que son demasiado escandalosos para no captarlos. Un texto con una premisa que podría ser interesante pero que, en la realización, falla.
          "Segundos" de Fabrizio Mejía Madrid es un texto corto que se acerca al ensayo y cuyas reflexiones animan a pensar acerca de la naturaleza del tiempo y de lo que implica pensarlo, además de experimentarlo. "Felis Bernandesii, Panther Onca" de Will Rodríguez, también corto, es un ejercicio de perspectiva que le exige al autor la máxima atención para preveer/imaginar el desenlace.E
          "Fue en la casona de la señora Schuschnigg" de Eduardo Rojas Rebolledo es un monumento a la escatología logrado por completo. La obsesión del personaje con los olores de la mierda remite a El perfume de Suskind, pero con motivaciones más mundanas y con la suficiente fuerza para hacerlo vívido y sentir el vuelco de estómago involuntario al leerlo. "Cosas" de Pepe Rojo es otro de los cuentos que valen la pena dentro de este desigual recuento. La historia de los objetos que se humanizan al grado de tener que tomar atención psicológica es por demás inquietante. El refrigerador que bien pudo ser el alter ego de Woody Allen estremece por su cercanía y hace reflexionar acerca de los límites de lo humano.
          "Justicia para los mexicanos" de Kyzza Terrazas es un texto que podría denominarse "de denuncia" si el epíteto no fuera exagerado para la preocupación actual sobre estas cuestiones. Es un texto sensible a lo social que alude a la cuestión punzante de la migración y cuya actualidad parece lastimar por la cercanía y la indiferencia que provocan. "Pertenencias" de Socorro Venegas es un texto inquietante con una premisa que parece artificial (el acuerdo de dos extraños para hacerse cargo uno de la mudanza del otro, a fin que los recuerdos que encierran los objetos no los destruyan), pero que a medida que transcurre atrapa la atención del lector y genera cierta empatía con el personaje femenino en el mecanismo de ¿quién no se ha sentido así?.
          "Renuncia" de Gabriel Wolfson es un excelente texto que trata sobre la música. Sobre la negación de los propios talentos y sobre la sombra hiriente del destino. Finalmente, "CC" de Heriberto Yépez cierra de manera decorosa el compilado con reflexiones acerca del cuento de su escritura y de la crítica de esa escritura. Se nota la formación ensayística de Yépez y su necesidad de plantear temas polémicos y provocadores para el lector. Excelente cierre que deja una sensación de vapuleo en el que no se puede dejar de pensar por un rato.
          Estas son las "nuevas voces" de la narrativa mexicana, según Joaquín Mortiz. En el tiempo, seguro habrá más de un caído y algún nuevo asilado en el selecto grupo. A saber.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

yo no terminé de leer el libro hace un par de años. La verdad sólo me gustó el cuento de Yépez. Me dejó pensando varios días.

Anónimo dijo...

Hace tiemo leí dicha antología y creo que tus comentarios son justos. De los allí antologados leí algunos libros que les siguieron, y te digo por ejemplo, que la novela que sacó Julieta García, "vapor", me parece, es igual de pobre que su relato; "Viena Roja" de Tryno peca de lo mismo: de sobrada ambición narrativa para la que aún no está preparado (aunque le cueste reconocerlo), "La ruta del Aqueronte", de Rojas Rebolledo, es una novela cuidada como pocas he leído y cargada de sabiduría; "La nomemoria", un ensayo de Yepez, que sólo puedo decir que es asombroso y sabroso (pa que rime)... De los demás antologados no he tenido la suerte o la desventura, de leer nada más.
Saludos José Luis M

AFD dijo...

muchas gracias por su crítica, es alentadora.
Tatiana Buch

El monstruo del lago Ness dijo...

Óscar Luviano es una de esas luces escondidas. En la red se pueden hallar algunas cosas suyas (como acá: http://suenodeenero.com/tecle1.html ), pero ojalá y se le encontrara más seguido en antologías. Las haría más sustanciosas y originales.
Y buen blog :)