miércoles, enero 07, 2009

Un autor, de ésos...


Mauricio José Schwarz (Ciudad de México, 1955) es, creo yo, uno de los autores más interesantes del panorama literario mexicano. Orientado hacia la ciencia ficción y la fantasía, la literatura de Schwarz se nutre de las referencias de la vida cotidiana y de la extrapolación de sus historias desde lo que vemos a diario.
          Periodista de formación e integrante del Círculo Escéptico, la literatura de Schwarz se sale de lo que cotidianamente se puede leer en las novedades editoriales del país. Dos libros de cuentos de él: Más allá no hay nada (México, UAM, 1996) y Escenas de la realidad virtual (México, Claves Latinoamericanas, 1991), ofrecen variadas sorpresas al lector.
          La primera vez que oí de este escritor fue a mediados de los 90, en la antigua estación de radio Órbita 105.7, a donde había ido a leer fragmentos de su novela La música de los perros (misma que hasta el día de hoy no he podido conseguir). En clave de neopolicíaco, Scharwz lograba conjugar la idea de lo cotidiano marginal con toques de rock. Es un autor, al que habría que darle más difusión y, sobre todo, leerlo. Acá algunas minificciones de Escenas...:

Un día
-Un día va a ocurrir- sentenció el anciano campesino mirando con furia al escritor costumbrista llegado de la ciudad, quien ocupaba el otro extremo de la mesa en la pequeña cantina del pueblo-. Va a aparecer por ahí un poeta campesino que escriba sobre usted y su ciudad y sus lectores. Y entonces... entonces sí que nos la van a pagar todas.

Zen
Conocí a uno que se decía poeta y se pasaba el día contemplando un repuesto de bolígrafo, abismado ante los miles de poemas que sin duda estaban ahí ocultos.

Perspectiva
-Hermoso análisis sobre la hermandad, maestro.
-Quítese de mi camino, imbécil.

Hay momentos en la vida
Pero lo que muchos suelen olvidar es que hay vida en los momentos.

Inevitable
Amor mío, al inicio del camino de la felicidad, como al final, suele encontrarse una caseta de cobro.

Plagio necesario I
Es importante morirse, porque cuando uno está muerto, es el hombre más feliz de la vida.

De cowboys
Pocos lo saben, es cierto, pero los vaqueros que al final de la película se alejan, cabalgando hacia el horizonte, suelen perderse en el desierto y mueren de sed.

Revolución
La revolución se desató finalmente cuando el más grande pensador revolucionario del siglo afirmó que la revolución era imposible.

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