lunes, abril 27, 2009

Inc sunt dracones


Leí Ojos de lagarto (México, Planeta, 2009) de Bernardo Fernandez BEF (Ciudad de México, 1972) y me pareció una novela de ésas que hacen falta. ¿Cuáles son esas novelas? Las que permiten la exploración de las posibilidades de la imaginación y las probabilidades de que diversos hechos históricos puedan confluir en un punto de la narrativa fantástica que el autor presenta.
         A pesar de no generar en mí el mismo entusiasmo que Tiempo de alacranes, que me parece una de las mejores novelas de los últimos años al tocar temas por demás relevantes en este momento histórico de nuestro país, Ojos de lagarto consigue atrapar al lector en una novela plena de verosimilitud pero que, en momentos, se pierde en recovecos divagatorios que no aportan demasiado a la trama central.
         Y la trama central tiene que ver con dragones chinos ocultos en las entrañas de una ciudad fronteriza de México en un inicio turbulento del siglo XX. Tiene que ver con diversos personajes que pertenecen al campo de lo popular y de lo esperpéntico (Barnum, p. e.). Tiene que ver con la exploración de personajes border, a los que una situación específica los ha colocado en una encrucijada existencial en la que la huída es lo más inmediato y lo más fácil.
         Viajes al interior de los personajes y al exterior más exterior (la cuestión del bussines más descarnado en los exhibidores de "exotismos") de los mismos.
         En clave de novela de aventuras (un poco al estilo Salgari y otro poco al Alexander Dumas), BEF logra, sin embargo, integrar la posibilidad de la narración fragmentada que exige al lector la capacidad de ordenar la secuencia de la trama de tal forma que cobre sentido. La audacia de ubicar una trama fantástica en un escenario que no se presta de manera notable para ello, representa uno de los aciertos más evidentes del texto.
         Una novela contemporánea de aventuras que debería de ir, ya, a engrosar los estantes de las bibliotecas escolares, juveniles e infantiles del sistema educativo mexicano, en lugar de los títulos somníferos de los compadres de los funcionarios que creen hacer literatura juvenil.
         Muy recomendable.

No hay comentarios.: