lunes, julio 27, 2009

Misterios resueltos


Ibargüengoitia scout, por Manuel Felguérez
Cuantas veces oí, de boca de algún señor con el que no tenía ningún punto de contacto, la frase:
          -Te entiendo perfectamente. Yo también fui joven.
          Y no me entendía. Ni imperfectamente ni nada.
          Y en este sentido, hay que aceptarlo, nuestra generación tiene una gran ventaja. Cuando menos, sospecha que no entiende.
En estas páginas ha quedado patente, más de una vez, la idolatría que siento por la literatura y el periodismo de opinión de Jorge Ibargüengoitia. Incluso alguna vez me atreví a exponer algunas inmaduras ideas acerca de esa relación indisoluble en la obra de este escritor en un evento académico en la UNAM. En donde la irreverencia del autor contrastó con las obras de otros autores analizados. Y es que Ibargüengoitia puede hablar de cosas sumamente serias, pero con un desparpajo que nos envía de manera casi inmediata al mingitorio.
          Con esta escatológica referencia es que les cuento que terminé de leer (sí, mis vacaciones las estoy usando para leer como no lo había hecho en un buen rato) Misterios de la vida diaria, una recopilación de los artículos que el autor escribió para Excélsior entre 1968 y 1976. En este libro se encarga de pasar lista a una serie de situaciones que se vivían [se viven] en el México heredado por los gobiernos revolucionarios [y los gobiernos del cambio], porque si hemos de decir algo sobre este texto es que, a pesar de mediar más de 30 años que sus textos fueron hechos, los juicios vertidos tienen mayor actualidad que nunca.
          Es notable la capacidad que tiene Ibargüengoitia para analizar fríamente casi cualquier tema con un sentido del humor que lo va haciendo cada vez más referencia obligada en este rubro. Y también es notable la indiferencia con la que el mundo literario lo trató, y lo sigue tratando, aunque no falta un aventurero del otro lado del mar que de repente lo descubre y se maravilla. Y no faltará también el enterado que en un esfuerzo incluso personal lo saque a la luz de los no iluminados, como hizo Javier Marías con la edición de Revolución en el jardín en su Reino de Redonda (la crónica que da título al libro está en Joaquín Mortiz en México en el volumen Viajes por la América ignota).
Ibargüengoitia, por Magú

Pero decía que leí Misterios... y me pareció uno de los libros más lúcidos del ilustre cuevanense. Dividido en cinco partes: "En el orden acostumbrado", "Cómo educar a los hijos", "Homenaje al comercio", "Escaparate nacional" y "Los sucesos y los comentarios", el libro se deja leer de principio a fin como si estuviéramos leyendo la realidad de los sucesos en México, no de hace treinta años, sino los actuales e irresueltos. Y es que con desparpajo, al autor no se le dificulta en ningún sentido ir de los inconvenientes de las obras públicas, a la crítica del papel de la policía en las redadas, a la ridiculez de la burguesía recién llegada, a los regalos de Navidad, al culto irracional del futbol y la estupidez de los comentaristas, al vedettismo de los intelectuales en sus reuniones y mesas redondas, en fin, a casi cualquier cosa que se le atravesaba.
          Quede como testimonio estos tres fragmentos de tres cuestiones completamente distintas.
          De la Universidad Nacional y la necesidad de reformular su financiamiento:
Además de fomentar la dependencia de la universidad en el subsidio oficial, las bajas colegiaturas han formado en el mexicano medio la idea completamente errónea de que la educación es gratuita, que es una de las grandes taras de la sociedad.
Sobre la diferencia entre borracho de tiempo completo y alcohólico:
El que no sabe cree que el hombre que anda tristeando hasta que no le dan su copa es una alcohólico. Falso. La diferencia entre el borracho de tiempo completo (PC) y el alcohólico es clarísima: no está en el consumo -hay borrachos PC que beben más que cualquier alcohólico- sino en el motivo y en los efectos. El alcohólico bebe porque necesita beber -para olvidar, para acordarse, para calmarse, para atreverse, etcétera- el borracho PC bebe porque tiene ganas y porque el alcohol forma parte fundamental de la estructura de su vida. El alcohólico es un señor que un día va a pedir trabajo y siente que no se atreve a salir de su casa, a las nueve de la mañana, sin antes tomarse un trago. El borracho PC no necesita pedir trabajo.
Sobre el quesque descubierto "Voto en blanco" (el autor se refiere a las elecciones de 1970):
Si descartamos la abstención como actitud y no estamos de acuerdo con la situación política, nos enfrentamos ante la disyuntiva de por quién votar o cómo demostrar nuestra inconformidad al hacerlo.
          Una de las posibilidades consiste en votar por la oposición. Ésta es la solución que recomiendan los colombianos, grandes maestros en el arte de la protesta cívica. La última vez que la ejercieron estuvieron a punto de quedarse con Rojas Pinilla de presidente, lo cual hubiera sido probablemente la más fúnebre de todas las perspectivas posibles. En nuestro caso sería lo mismo. Digo yo.
          Para el que quiere protestar votando quedan dos posibilidades: poner un candidato independiente o inexistente, o bien, invalidar la boleta. En el primer caso, si hay suficientes votantes que sigan ese camino, se corre el riesgo de tener a Cantinflas de presidente. En el segundo, no se corre ningún riesgo, sino que pasa uno automáticamente a confundirse con la multitud de imbéciles que no saben cómo llenar boletas.
          Hemos agotado todas las posibilidades del voto como protesta.
Obvio que lo único que tengo que decir es que si no han leído a Ibargüengoitia, ¿qué esperan?

Jorge Ibargüengoitia, Misterios de la vida diaria, México, Joaquín Mortiz, 2005.

1 comentario:

pvot?.. dijo...

y yo como disfruto leerte
atte una fance lectora