jueves, marzo 08, 2012

Día quince: un libro que amé hace años y del que hoy reniego


Juan Salvador Gaviota, un relato de Richard Bach
Me lo regaló una de mis tías más queridas. Venía junto con otros dos: El principito  y Viaje al centro de la Tierra. Lo primero que me llamó la atención fueron las fotografías de Rusell Munson. Fotos de gaviotas. Gaviotas volando. Gaviotas en la playa. Gaviotas sobre el mar. Después me llamó la atención la historia.
         La trama aborda la manera en cómo una gaviota, la que da título al texto, se tiene que adaptar a las condiciones que su parvada le impone. Y también la manera en cómo, una vez decidido que su destino es volar, emprende la huída hasta un sitio en el cual encuentra a otras gaviotas que comparten su propia ambición. Suena muy simple y, en realidad, lo es. El texto es una compilación de lugares comunes acerca del valor de uno mismo, de la voluntad de luchar por aquello en lo que se cree, de perseverar en la convicción a fin de alcanzar las metas.
         En aquel entonces me pareció una fábula reveladora. Probablemente porque me encontraba en un ambiente no muy propicio para compartir inquietudes que tuvieran que ver, por ejemplo, con literatura, con historias, con fantasía. La historia de la gaviota que conseguía el objetivo por el que había peleado toda su vida me pareció simplemente hermosa.
         Alguna vez, ya adulto, intenté regresar a él y fracasé en el intento. Se requiere de cierta ingenuidad para acceder al mundo de la superación personal en forma de fábula y protagonizada por gaviotas. Hoy lo recuerdo con cariño, pero me avergüenzo de ese entusiasmo inicial ante cosas que se revelarían por sí mismas años después. Con la vida misma.

Richard Bach (con fotos de Rusell Munson), Juan Salvador Gaviota, un relato, Caracas, Pomaire, 1970.

1 comentario:

El Corsario Negro dijo...

Buena elección, siento algo similar por ese libro.

En corto es una alegoría de los evangelios cristianos. El profeta que trasciende su mortalidad ("Salvador" de nombre) que deja a su discípulo ("Pedro") a cargo de la parvada.

Con mitos cristianos yo hago hot-cakes, pero ya no me emocionan como cuando era creyente.